Siguiendo huellas


Se que no somos más que imitadores. Eso es lo único cierto.

A pesar del riesgo o del compromiso que pueda parecer que asumimos como escaladores o como alpinistas, en realidad todos sabemos que no somos los primeros. Porque los primeros sentian algo más que un cosquilleo en la barriga, era algo fuerte y grande que les empujaba hacia lo que hasta entonces era imposible. En frente, una pared de roca y solamente preguntas.

Por los caminos de acero que hoy transitamos no hay más que restos de una gran guerra. La más sanguinaria de todas. Fueron sitios que un dia sirvieron para matar y para vencer y que hoy no pueden ser solamente diversión, sino también lugares para el recuerdo.


Seguimos el sol que cuando amanece tiñe estas paredes de rojo fuego y al viento que trae la lluvia que hoy de desploma sobre la caliza de los Dolomitas como si no hubiera mañana.

Ruge la tormenta por todas partes y es imposible de distinguir el rayo del trueno, mientras, corro ladera abajo con una mochila cargada de cacharros metálicos que en la pared pueden servir para sobrevivir pero que en la tormenta son más bien una broma macabra.

En fin, a eso hemos venido, a seguir huellas sin olvidarnos de contar sus historias. A todos los que pasaron, gracias !!