Rostros que son testimonios vivos de la violencia. Una violencia que tiene precio, el de los beneficios de las empresas que infringen sobre ellos toda la injusticia que permiten las leyes para violar sus derechos humanos.
Son defensores ambientales que luchan contra grande multinacionales como Chevron en la Amazonía Ecuatoriana, con ante la contaminación de Shell en Nigeria, de Hidralia en Guatemala, de Coca-Cola contra los sindicalistas colombianos o de Pacific Rim en El Salvador.
En este mismo sentido, hoy mismo, el ministro español de exteriores, Sr. Margallo ha dicho que "las grandes corporaciones tienen derecho a imponer determinadas normas para instalarse". El dinero antes que las personas, otra vez. Ya no se disimula.
En las próximas 24 h podemos presionar para que la ONU se comprometa a comenzar un proceso para crear un tribunal que pueda juzgar a las corporaciones por violación de derechos humanos. Hoy no existe, más de 84 países quieren y apoyan la moción que Ecuador ha presentado, España no y la UE bloquea el proceso, otra vez.
Pero estamos ante una oportunidad histórica que no debemos dejar escapar.
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Consulta la web de la campaña "desmantelemos el poder corporativo".
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