Pazite, Snajper!


Sarjevo es un ciudad donde se mezclan como en ningún otro lugar en Europa las mezquitas otomanas con las austeras iglesias ortodoxas. Las intimidantes fachadas de estilo autrohúngaro conviven en la misma avenida con los puestos de madera de los joyeros del barrio turco. Y los niños juegan y corren por las calles, mientras los adultos se retan sobre un enorme tablero de ajedrez.

Entre minaretes y campanarios, Sarajevo me parece un símbolo de la convivencia armónica. A las afueras, pero no muy lejos del centro, se extienden hectareas de tumbas y más tumbas...
20.000 batas blancas... allí están las mejores atalayas desde donde contemplar la ciudad, y escuchar... escuchar todavía el grito de los que gritaban "Pazite, snajper!", (¡cuidado, francotirador!) durante el infame sitio de Sarajevo, el más prolongado de la guerra moderna.

Ayer, el gobierno de los Estados Unidos daba por concluida otra guerra. Los 4.000 soldados que aun permanecían en Irak abandonarán el país antes de enero, después de 8 años de ocupación. Con demasiada frecuencia, lo urgente nos impide celebrar lo importante. La huida en retirada de los cobardes... los que prefirieron la violencia. ¡Brindemos!