Cuando me preguntan que cámara uso allá arriba, como puedo llevar el equipo y escalar al mismo tiempo o como consigo que la cámara sobreviva la respuesta es más o menos las misma. Si lo pienso, quizás no la llevaría.
En cambio, hay cosas que siempre tengo en cuenta, y aunque es solamente mi experiencia personal quizás te de algunas ideas.
En total el conjunto ronda 1,2 kg que meto en una funda de lo más ajustada posible (uso una Crumpler) y al que añado una pequeña cuerda de seguridad que mosquetoneo al arnés, a la funda o a la mochila dependiendo la situación. Ya no es cuestión que la cámara aterrice en mis pies, sino que al menos evita que vaya más allá.
La escogí por varias razones, algunas de ellas:
- Robustez: Necesito una cámara resistente. Sólida y sellada. A prueba de lluvia, granizo, nieve y magnesio (comprobado).
- Comodidad: No solo me refiero a la hergonomía, sino al tamaño, al peso y sobre todo a que los mandos puedan ser utilizados con guantes.
- Visor: Siempre prefiero ver directamene con el ojo lo que está viendo la cámara. La GH3 lo tiene, además de una LCD abatible que evita ralladuras y da mucho juego en posiciones donde no me puedo mover mucho, y en el medio de una pared dolomítica resulta muy práctico.
- Calidad: Suelo usar una Canon 7D habitualmente y lo cierto es que la Lumix GH3 ofrece una calidad, nitidez, rango dinámico y colores que no tiene nada que envidiar y eso que solo he probado este objetivo. Con un fijo será seguramente mejor.
Aquí teneis una docena de fotografías de muestra en mi galería de Flickr.
La verdad es que ha sido una buena experiencia y aunque reconozco que me ha costado dejar en el campo base mi equipo abitual el rendimiento de la Lumix GH3 ha sido espectacular.
Me lo he llevado incluso a una sesión de escalada deportiva en Cortina d'Ampezzo.
